En la feria

— Ninguna de las dos...

— ¿Entonces qué soy para tí?— Tenía miedo... de que me dijese nada...

— Nada —Susurré— Nada que no debas ser.

— Esto... mejor me voy... siento aberte molestado todo este tiempo. No volverá a pasar.
La rábia iba subiendo por mi cuerpo, poco a poco, era hora de irse a cazar antes de estallar de rábia. Todo el tiempo que había estado a su lado era envano.

— Lo siento —Susurré.

Dejé un colgante en su mano y me fui corriendo; no, él no me querría nunca. Era mejor que no apareciese nunca más por ahí, no merecía su compañía.

¿Qué era eso que me había dado? Por qué se había ido de esa manera, ella no tenía la culpa, ella no tenía la culpa de no quererme, había sido yo, había sido quien se había echo falsaas esperanzas al estar a su lado...
Pero cuando se fue parecía triste. Así que la seguí, pero no sabía hacia donde ir, no tenía olor, no tenía huellas, sólo me podía guiar por mi instinto.

Fui al lago, al lado de la fiesta, tampoco quería moverme mucho. Le había dado el colgante que había hecho para esa fiesta, el colgante con su inicial y la mía, quizás fuera verdad que los muertos ya no pueden amar. Pensando eso, dibujé una media sonrisa.

Antes de seguir con la búsqueda me paré y observé el colgante... Había unas iniciales... Las nuestras, eso significaba que...
¡Dios, BOBO,BOBO, MÁS QUE BOBO! Ella había hecho ese colgante, para mí, con nuestras iniciales... Me lo colgué, me gustaba y mucho.

Me percaté que estaba en el lago, me volví y la vi, mirando a la anada, era tan hermosa... Me había conquistado, nunca, nunca había sentido algo igual por ella, nunca había tenido ese sentimiento...
— Fire... Esto SOY UN IDIOTA... me pensaba que me estabas diciendo que no me querías, por eso quería irme, me pensaba que nunca te tendría, me pensaba que no podríamos estar juntos, ya que no te merezco...
Ella se giró de pronto.

— Supongo que yo no entiendo del amor —Esbocé una sonrisa que desapareció amargamente— Porque entendí la realidad cuando mataron a mis padres, y el amor no es uno de los ingredientes que forman la receta de la realidad...

— Siento que mi hermana...— No pude hablar, uno de sus dedos se posaba en mi boca.

— No importa, en serio.

— Esta vez, si que tengo que despedirme, el bosuqe me aguarda.— Me acerqué a ella y besé a la nada — Te quiero, nos vemos mañana ¿Te pasarás? Espero verte...

— No, no estaré, tengo que hacer unos... recados.

— ¿Ni siquiera nos veremos? ¿Ni tan sólo 10 minutos?— EL cuerpo me fallaba, no estaría con ella... durante un día entero...

— No, no nos veremos... —Susurré— Aunque técnicamente, un día para ti no es nada, ¿no?

— Esto... por supuesto— la voz se me quebró, maldita sea.— Será toda una eternidad para mí sin estar a tu lado un estúpido día. Te veré pronto, sea cuando sea, pero te veré.

— Sería conveniente que no lo hagas.

— ¿Por qué no tendría que verte?, soy yo el peligroso en estos casos, siempre soy el chico malo de la peli...

— Yo no te pido explicaciones, no me pidas tú a mí, por favor. —Supliqué.

— Como desees, pero no voy a avandonarte, que te quede claro. Aunque me odies te seguiré molestando.

— No te pido que me abandones, sólo que me dejes un día sola.

— Y te lo cedo.

— Entonces bien.

No dije nada.

— Me voy amor, ya nos veremos.
Me di media buelta y me fuí a cazar.