En la feria

Yo estaba sentado esperando a la mujer que amaba...
Hoy me había arreglado un poco... Bueno llevaba unos pantalones pitillo negros y una cazadora de cuero negra... Me había peinado como todos los días, y el maquillaje era especial.. Era una nueva sombra de ojos.
Alguien me tocó el hombro así que me giré.

— Hola —Sonreí, divertida— Estás muy... elegante, lo digo porque es una simple feria.

Bueno, yo también me había puesto "elegante":
Corsé negro, ceñido, con bordados púrpura. Falda algo corta, del mismo estilo que el corsé, medias rotas... Bueno, lo de siempre.

— ¿Vamos?

— Claro—Le tendí el brazo para que se pudiera coger...
— Esto... estás preciosa— Le besé la megilla.

— Bueno... pues supongo que gracias.

Era humana, sí, y por más de dos horas. Eso era bastante bueno..

— De nada...
Nos adelantamos para entrar en la feria.
— Espera aquí un segundo. Ahora vengo.
Fuí a ganar un oso de peluche para ella. AL cabo de 1 minuto ya estaba a su lado — Toma esto es para tí. Es un obsequio... Te lo regalo...
Ella me sonrió y yo la imité.

— Supongo que gracias —Sonreí.

Subimos a una atracción que no paraba de dar vueltas... Dios, qué mareo.

— No puedo >_< Creo que vomitaré.

— ¿Te encuentras bien? - Le cogí la mano para que se pudiera tranquilizar.— ¿Mejor?

— No >_< Me da fobia esto, me muero.. Diooos.

Le estreché más la mano.

La atracción paró y yo la cogí en volandas, parecía que no se había percatado de que ya había finalizado.
- Abre los ojos- Ella los abrió y pego un respingo- Tranquila ahora te dejo en el suelo.
La deposité en el suelo, como habíoa dicho.
- ¿Estas bien?
Ella se sentó en un banco y yo a su lado. La cogí de las caderas y la estreche junto a mí, tenía la piel cálida, la sangre le corría por todo el cuerpo, su corazón latia con mucha fuerza.

— Gracias, estoy mejor.

Noté una presencia extraña.

— ¿No notas nada raro?

Me levanté de inmediato, algo me sonaba, un poder, una presencia, parecida a mí, alguien que siempre me había atormentado...
- ¡Lilith!- chillé

— ¿Qué querrá esa ahora? —Mascullé.

— ¿Yo? Nada. —Susurré— Estoy algo mosqueada.

Verdad.

— ¿Qué quieres ahora, hermana? - Las palabras salieron junto a un gruñido.
— ¿Qué necesitas ahora?

— Yo no quiero nada, he dicho que estoy mosqueada, se me ha escapado una presa —Gruñí— Y era buena, pelo negro, ojos azules, piercing, todo sexy. Creo que era de aquí, o no sé. No sé. No sé como se llamaba. Pero era muy guapo, sí señor.

— Siento que eso ocurriera, me parece que ya no estas en plena forma como antes.- Una carcajada profirió de mi garganta— Pero es mejor así, deberías pensarte en pasarte de cacería, los animales son más vulnerables y más fáciles de atrapar.— Zafiro estaba con la boca abierta. — ¿Qué te pasa?

— No la vaciles, en serio —Le susurré— Me mató por eso...

Miré a Lilith y enseguida caí.

— Edward.

— No seas estúpido. —Reí— Sabes que puedo matarte como, cuando y donde quiera. Por cierto, así que se llamaba Edward, asqueroso nombre.

— ¿Qué ocurre con él?, y por la vacilación no te preocupes.- Sonreí a Lilith.- ¿A qué no mi hermanita pequeña?- Le cogí de la megilla y se la estiré.
Una carcajada salió de mis labios.

— Que imbécil que eres —Mascullé— Cuando llegues a casa sabrás lo que es sufrir. Prometo no pasarme mucho, porque mira, estoy de humor. Voy a por ese bicharrajo cuyo nombre es Edward.

— Si tampoco te importa —Miré a Drake— Estás con mi hermano, así que no debe importarte mucho.

— Muerta.

— Parad, siléncio, Ly, por favor, no le hgas nada a Edward, ves a por otro, por favor, te lo pido, por favor.— La agarré del brazó para poder hablar con ella a solas— ¿Podémos hablar un momento a solas, por favor?